Najar indaga en la configuración y la mutación de legados culturales, principalmente de la gastronomía. Le interesan las relaciones entre los seres humanos y la comida como signos de una época particular, y también, como la posibilidad de conformar vínculos amorosos con otrxs a través de la transmisión de saberes y la construcción sensible de memorias colectivas. Concibe las tradiciones y el pasado como acervos dinámicos en constante transformación, lejos de cualquier rigidez. Es por eso que los sistemas de producción que crea son plurales y expansivos.
El desplazamiento de su práctica, tanto temporal como espacial, es otro de los ejes de su producción. Papel aluminio, un montículo de tubérculos o un juego de vajilla, todo tipo de elemento propio del universo gastronómico, Najar lo transforma en material para su obra, resignificando su función y carga simbólica. La utilización de distintos soportes y medios revela su experiencia y potencia los sentidos de su hacer. Ya sea con performances, piezas escultóricas, instalaciones o pinturas, expande los territorios y pone en diálogo distintas líneas temporales creando una nueva dimensión en la cual los límites, si es que los hay, son flexibles.
Uno de los principios de su quehacer es la construcción de redes de intercambio afectivo. Su labor dentro del campo artístico se expande más allá de la producción plástica, es docente, montajista y gestor de un espacio de exhibición propio. Estas prácticas configuran un accionar heterogéneo y un modo sensorial de relacionarse con el mundo en el cual lo diverso y la apertura hacia lxs otrxs es fundamental. Najar desestructura las recetas convencionales creando métodos porosos permeables a la mutación.